Según el Evangelio de Juan (que leemos
este domingo), los samaritanos creyeron en Jesús por el testimonio que había
dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho”.
Intentemos
vivir nuestra fe desde la profundidad del corazón, para que los que nos rodean
también puedan creer en Jesucristo, gracias a nuestra Fe, a nuestro testimonio
de cristianos y como Él nos está cambiando la vida.
Ojalá
que también nosotros podamos contagiar a nuestra gente como aquella mujer lo
hizo con los de su pueblo, y también nuestros hermanos puedan decir: ‘ya no creemos por lo que tú
dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que Él es de verdad el Salvador
del mundo’.
TEXTO BÍBLICO: Jn. 4, 5-15.19b-26.39ª-42
Vino [Jesús] hacia una ciudad de Samaria
llamada Sicar, cerca de la región que Jacob dio a su hijo José. Ahí estaba el
pozo de Jacob. Entonces, Jesús, cansado del camino, se sentó allí sobre el
pozo. Era la hora sexta. Vino una mujer de Samaria para tomar agua. Le dijo
Jesús:
"Dame de beber". Pues sus
discípulos se habían ido a la ciudad para comprar provisiones. Entonces le dijo
la mujer samaritana: "¿Cómo es que tú, siendo judío, me pidas a mí de
beber, que soy mujer de Samaria? Le respondió Jesús y le dijo: "Si conocieras
el don de Dios y quien es el que te dice, 'dame de beber' tú le pedirías y te
daría agua viva".
Le dijo la mujer: "Señor, no tienes
balde y el pozo es profundo, ¿de dónde tienes ahora agua viva?¿Acaso eres mayor
que nuestro padre Jacob, el cual nos dio el pozo, del que bebió él, sus hijos y
sus rebaños?
Jesús le respondió: "Todo el que bebe
de esta agua tendrá sed de nuevo. El que beba del agua que yo daré no tendrá
sed en eterno, mas el agua que daré se convertirá en él en una fuente de agua
para la vida eterna".
Le dijo a él la mujer: "Señor, dame
de esa agua, para que no tenga sed y no venga aquí a sacar agua". Le dijo:
"Ve y llama a tu marido y ven aquí". Respondió la mujer y le dijo:
"No tengo marido". Le dijo Jesús: "Haz dicho bien: 'no tengo
marido', pues cinco hombre tuviste y el
que ahora tienes no es tu marido. Esto que has dicho es verdadero". Le
dijo la mujer: "Señor, veo que eres profeta. Nuestros padres en este monte
adoraron, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar".
Le dijo Jesús: "Créeme, mujer, que
viene la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén se adorará al Padre.
Ustedes adoran al que no conocen, nosotros adoramos al que conocemos, porque la
salvación es de los judíos. Pero llega la hora y ahora es, que los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, pues el Padre a estos
busca a sus adoradores. Espíritu es Dios, y los que lo adoran en espíritu y
verdad deben adorar". Le dijo la mujer: "Conozco que vendrá un
Mesías, el llamado Cristo, cuando venga aquel, nos anunciará todo esto".
Le dijo Jesús: "Yo soy, el que te habla". [...]y muchos más creyeron
a través de su palabra, y a la mujer decían: "No más creemos por lo que
has dicho, pues nosotros mismos hemos escuchado y visto que este es verdaderamente
el salvador del mundo".
LECTURA
(Lo que dice el texto en si mismo para entenderlo mejor)
El
diálogo entre Jesús y la Samaritana tiene tres núcleos bien definidos. * El
agua viva *La adoración a Dios * La identidad del Cristo.
Enmarca
la situación la relación conflictiva entre judíos y samaritanos. Después cuando
Samaria, la capital del reino de Israel, cayó ante los asirios, su población
fue deportada y en su lugar se trajo gente de otros lugares que se mezclaron
con quienes quedaron y adoptaron la fe y la cultura de Israel. Esto no fue bien
visto a los ojos de los judíos, el reino del sur.
El pozo
del que toma agua la mujer está relacionado con el patriarca Jacob, lo que
afianza a Samaria como heredera de la promesa al patriarca. Es un agua antigua
de la cual hay que beber para mantenerse vivos – humana y espiritualmente –;
pero el agua de Jesús se presenta como don de Dios por tanto mayor al don de
Jacob. El agua viva se convierte en manantial dentro de la misma persona.
El
lugar de la adoración a Dios sigue como una pregunta más profunda. La
Samaritana está convencida que está ante
un profeta, y se basa en el hecho de que Jesús conoce su vida en profundidad.
Jesús le
reitera la promesa de la salvación, confirmando la fidelidad de Dios a su pueblo
y a Jerusalén; aunque no desaprueba explícitamente la adoración de Samaria.
Al
final, Jesús confirma la intuición de la samaritana: Jesús es el Mesías que
habla con ella.
MEDITACION
(Reflexión personal y profundización sobre la Palabra, lo que a mí me
dice ahora)
El
Señor salió al encuentro de la Samaritana, buscó conversación con ella, para ayudarla
a encontrarse a sí misma, y yo:
ü ¿me doy cuenta de todo lo que el
Señor hace para atraerme a Él, para poder transformar mi vida?,
ü ¿soy consciente del amor que Dios me tiene?,
ü ¿me doy cuenta de todo lo que el
Señor hace para ayudarme a encontrar vida en Él?
La Samaritana, siempre buscó
evadirse, evitó encontrarse a sí misma. Y si yo miro mi actitud conmigo mismo,
ü ¿me conozco?, ¿sé el motivo de
mis males y de mis dificultades, de mis problemas y conflictos?,
ü ¿soy consciente de lo que me
sucede y de aquello que me causa dolor o pena, sufrimiento o tristeza?
ü ¿Cuáles son esas cosas que me
cuestan conversar o aceptar, reconocer o ver en mi vida?
ü ¿Hay algo en mi o de mí, que me haga sentir mal?,
ü ¿cuál es el motivo? ¿Qué puede
hacer el Señor al respecto?,
ü ¿ya lo he conversado con Él y le
he hecho sentir lo que estoy viviendo?,
ü ¿le he pedido su ayuda y le he
abierto mi corazón para que me sanara de lo que me hace sangrar el corazón?
La
Samaritana, una vez que se encontró consigo misma, salió al encuentro de
aquellas a quienes evitaba,
ü ¿qué podría hacer para vivir mi
fe y mi seguimiento del Señor con una dimensión mucho más misionera, más
comprometida, más vivencial, para dar testimonio del Señor en todo momento y
así demostrar con mis actitudes que busco al Señor y que Él me está cambiando
la vida?
ORACION (Lo que le digo, desde mi vida, al Dios que
me habla en su Evangelio).
Señor, Tú has cambiado la vida de la
Samaritana,
le has hecho ver sus equivocaciones y le
has ayudado a encontrar una nueva vida;
De la misma manera, Señor, ayúdame a
seguirte cada vez con más entusiasmo,
con más convicción, sabiendo que Tú,
puedes cambiar mis actitudes,
que Tú puedes sanar las raíces más
profundas de mis males
y así darme vida y paz, y el agua que
solamente Tú me puedes dar,
el agua viva de Tu Espíritu para renacer
esta próxima Pascua.
Amen
CONTEMPLACIÓN (Hago silencio, me
lleno de gozo, me dejo iluminar y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios)
ü ¿Me siento mirado por Jesús en
lo profundo de mi pecado, qué experimento cuando él me ofrece transformar mi
corazón de roca en fuente de agua?
ü ¿Busco conocer a Dios en un
encuentro personal en vez de dejarme llevar por tradiciones de culto? ¿Cómo
dejarme saciar la sed del corazón?
ü
Me quedo escuchando a Jesús, que le
responde a la Samaritana: