GUION DE MISA - I DOMINGO DE ADVIENTO ‘C’

I DOMINGO DE ADVIENTO ‘C’

Que el Adviento sea un tiempo de esperanza.
 Salgamos al encuentro del Señor que viene a visitarnos.

Queridos hermanos, Hoy, la Iglesia Universal celebra el domingo primero de Adviento, inician-do un nuevo año litúrgico, y dentro de él, iniciamos concretamente, el ciclo "C".
El Señor hoy nos llama a estar atentos, preparándonos para su venida, descubriendo su pre-sencia entre nosotros, no sólo en la Eucaristía y en la Palabra, sino también en cada uno de nuestros  hermanos.  El adviento es un buen símbolo de lo que es la vida cristiana. Una vida en esperanza, en fe y en amor. Los que creemos en Cristo nos pasamos la vida esperando en-contrarle y vivimos amando como él nos amó. Las lecturas nos irán preparando domingo a domingo para la llegada del Mesías. Abramos nuestro corazón para recibirle y comencemos esta Misa cantando el canto de entrada. De pie.

MONICIONES A LAS LECTURAS
OPCIÓN 1: MONICIÓN ÚNICA PARA TODAS LAS LECTURAS


Adviento es tiempo de esperanza. Y la Palabra de hoy nos asegura que la salvación de Dios se abre paso en medio de los vaivenes de la historia. El Señor tiene un plan de liberación para su pueblo y lo lleva a cabo con fidelidad. Tanto la promesa de un rey justo, de la primera lectura, como el anuncio de la venida del Hijo del hombre, en el Evangelio de San Lucas,  reflejan esa certeza de modo diverso. Una certeza que compromete a los creyentes para que acojan ade-cuadamente la redención que se acerca. Escuchemos atentos.

OPCIÓN 2: MONICIONES PARA CADA LECTURA

PRIMERA LECTURA (Jeremías 33, 14-16)  
Las promesas que el profeta Jeremías anuncia, en nombre de Dios, al pueblo judío, son pro-mesas, también vigentes hoy, para cada uno de nosotros. Escuchemos

SEGUNDA LECTURA (1 Tesalonicenses 3, 12—4, 2)
Las palabras de Pablo son un clara exhortación para nuestra manera de vivir cada día. Escu-chémoslas con atención.

EVANGELIO (Lucas 21, 25-28. 34-36)

El mismo Jesús nos anuncia nuestra  liberación definitiva, y habla del futuro del mundo. Lo aclamamos con el gozoso canto del Aleluya.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada invocación respondemos  "AUMENTA PADRE, NUESTRA ESPERANZA"

     Por la Iglesia, para que en su peregrinar terreno sepa encontrar la fuerza y la fe en la fi-gura de Cristo y descubra el gozo de ser siempre guía y luz para los hombres. Oremos.
     Por la justicia y la paz del mundo, para que los egoísmos y los intereses de unos pocos cedan el paso a una fraternidad verdadera. Oremos.
     Para que los gobernantes de las naciones, especialmente por los de nuestro país, para  hagan brillar la paz de Dios en sus pueblos. Oremos.
     Por los privados injustamente de su libertad, los secuestrados y los desaparecidos, para que la libertad que Cristo nos trae les permita romper las cadenas que les impiden su li-bertad. Oremos.
     Por todos aquellos a quienes la dureza de los problemas de la vida ha apagado toda ilu-sión, para que nuestra oración y fraternidad haga renacer en ellos la esperanza y la vo-luntad de luchar por una vida mejor. Oremos.
     Por los que hoy compartimos este banquete, para que nos preparemos todos los días este tiempo de Adviento para recibir a Jesús en nuestros corazones. Oremos.
     ……………………….

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Dejamos sobre el altar, el pan y el vino, junto con una sincera disposición a vivir en la gozosa espera del Hijo de Dios, que viene a nuestro encuentro en cada momento de nuestra vida.  Cantamos...

COMUNIÓN
Jesús vino al mundo por María, vendrá glorioso al final de los tiempos, pero también viene dia-riamente a nosotros en cada hermano necesitado y en este Pan con que ahora quiere alimen-tarnos.  Cantamos

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA
Fortalecidos por la presencia de Jesús, que nos acompañará hasta el fin de los tiempos, nos vamos ahora a seguir preparándonos con más intensidad para la segunda venida de Cristo.
Cantamos..


Al comenzar el tiempo de Adviento, la liturgia de la Iglesia nos invita
a recorrer el camino espiritual que nos conducirá a la celebración
de la Navidad y nos prepara para que la vivamos
con autenticidad cristiana.