21º semana durante el año
Lunes 24 de agosto San Bartolomé (F)
Juan 1,45-51: “¡Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!”
Felipe, encontró a Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”, ante lo cual Natanael preguntó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?” Según la enseñanza de los escribas, el Mesías vendría de Belén de Judea; no de Nazaret de Galilea. Pero Felipe le da la misma respuesta que Jesús había dado a los otros dos discípulos: “¡Ven y lo verás!”
Al ver a Natanael, Jesús dijo: “¡Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez!” ¿Cómo es que Natanael era un “verdadero israelita” si no aceptaba a Jesús como Mesías porque éste venía de Nazaret y no de Belén?¿Qué quería decir el Señor con las palabras “verdadero is-raelita”? Se refería a aquel israelita auténtico que sabía renunciar a sus propias ideas y prácti-cas cuando se daba cuenta que no actuaba de acuerdo con la voluntad de Dios. El israelita que no está dispuesto a esta conversión no es ni verdadero ni honesto. Lo mismo puede decirse del cristiano.
Natanael esperaba al Mesías según la enseñanza oficial de la época. Pero el encuentro con Jesús le ayudó a darse cuenta que el proyecto de Dios no siempre es como la gente se lo imagina o lo desea. Pero reconoce su equivocación, cambia de idea, acepta a Jesús como Mesías y confiesa: “¡Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!”
“Amado Señor Jesús, concédeme la gracia de la conversión y la fidelidad para que también tú puedas decir de mí: ‘He aquí un cristiano verdadero’.”
Martes 25 de agosto
Mateo 23,23-26: ¡Ay de ustedes… que descuidan lo esencial de la ley!
Jesús, sigue denunciando a los fariseos por su hipocresía, porque descuidan lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Limpian por fuera la copa y el vaso, mientras por dentro están llenos de robo y libertinaje. Esta parte de la denuncia de Jesús plantea la oposición afuera-adentro. Se pueden hacer muchos ritos externos, e incluso buenas acciones, pero, si el corazón está corrupto, todo queda adulterado. Es en el corazón donde debe haber lugar para la justicia, la misericordia y la fe. De allí brotan las obras buenas hechas con recta intención.
Que al meditar las palabras tan duras de Jesús, pensemos no sólo en los doctores y en los fariseos de la época de Jesús, sino también y sobre todo, en el hipócrita que habita en noso-tros, en nuestra familia, en la comunidad, en nuestra iglesia, en la sociedad de hoy. Mirémonos en el espejo del texto, para descubrir lo que debemos cambiar. Hoy Jesús nos invita a mirar más allá, a no quedarnos en lo exterior, a practicar un verdadero arrepentimiento. Ojalá que podamos hacer de nuestras comunidades, parroquias, grupos, lugares donde se pueda vivir una auténtica conversión interior.
¿A qué nos invita el texto que Mateo nos presenta hoy? ¿Qué necesitamos cambiar y convertir desde el interior?
Miércoles 26 de agosto
Mateo 23,27-32: “Por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía”
Nuevamente Jesús desafía a los escribas y fariseos a pensar en forma diferente sobre cómo viven el día a día. Los desafía a mirar lo que sucede en su interior, la parte íntima que esconden a otros y, por tanto, a sí mismos. Están viviendo en la superficie de la vida, pero esta no tiene verdadero significado. No pueden ver cómo su estilo de vida tiene su impacto en los demás. Y Jesús es muy claro y preciso cuando se dirige a ellos. Mateo siempre sitúa a Jesús enseñando, como Maestro; hoy quiere enseñar a los que se hacían llamar maestros y también nos quiere enseñar a nosotros.
Y les habla de dos ‘ayes “ay de ustedes’. No señala, no juzga, no rechaza, ni discrimina por su conducta. Para Jesús nadie está dado por perdido, todos caben en su corazón. Visto así, estos “ayes” muestran su profundo dolor, porque se resisten a creer y a vivir el Reino del Pa-dre, porque son testarudos, porque sólo se miran a sí mismos y en dar una buena imagen hacia afuera, una imagen de sí mismos poca auténtica. Jesús descubre su doble vida, su hipocresía, su incoherencia. Esta Palabra se cumple hoy, aquí y ahora en mí, por eso me pre-gunto: ¿Cuál es la imagen de nosotros mismos que demuestramos a los demás?, ¿es realmente genuina?
Jueves 27 de agosto Santa Mónica (MO)
Mateo 24,42-51: “Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar encuentre ocupado en este trabajo”
Hay que estar atentos, nos avisa el Evangelio, para cuando llegue el Señor a pedirnos cuenta de nuestra administración. Es preciso tenerlo todo en orden para acertar en el destino definitivo de la vida. Hay muchos que hoy se preguntan con angustia, cómo será el fin del mundo. Para un cristiano, si hay una preocupación por el fin del mundo (el cual llega justamente con el momento de su muerte), es sólo si “lo encuentra” haciendo la única tarea que tiene que cum-plir. ¿Y cuál es esa tarea? Amar. Por eso importa cada día vencerse a sí mismo y generar bondad en las relaciones con los otros. Usando las palabras de un sabio que fue consultado qué haría si sabe que en poco tiempo lo visitaría la muerte, un cristiano podría decir: “Seguiría haciendo lo de siempre. Amando a los demás”.
Por otra parte, estemos atentos, recordando que estamos a tiempo de cambiar sabiendo que nunca es demasiado tarde mientras tengamos vida. Estemos atentos a la llamada de Dios para seguirla sin condiciones estando siempre prontos para responder: Estamos aquí, Señor.
Y tú, ¿cómo vas a hacer tu trabajo y cumplir tu misión hoy?
Viernes 28 de agosto San Agustín (MO)
Mateo 25,1-13: Ya viene el esposo, salgan a su encuentro”
Las vírgenes prudentes y necias fueron llamadas por Jesús al banquete de bodas. Pero no todas entraron. Sólo aquellas que llevaron el aceite para las lámparas. No basta decir: soy cris-tiano, … Hay que llevar el aceite del amor para salir al encuentro del esposo.
El Esposo es el Señor y el tiempo de espera de su llegada es el tiempo que Él nos da, a todos nosotros, con misericordia y paciencia, antes de su venida final; es un tiempo de vigilancia; tiempo en el que debemos tener encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad; tiempo de tener abierto el corazón al bien, a la belleza y a la verdad; tiempo para vivir según Dios, pues no sabemos ni el día ni la hora del retorno de Cristo.
Lo que Jesús nos pide es que estemos preparados para el encuentro, un encuentro bello, el encuentro con Jesús, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no olvidar-nos de Dios. (Papa Francisco)
El seguimiento de Jesús no consiste en arrebatos más o menos intermitentes, sino en buscar el Reino de los cielos y su justicia en cada instante de nuestra existencia, pues cada momento es regalo y tiempo de Dios. Nuestra lámpara ¿está dispuesta para este encuentro con el Señor?
Sábado 29 de agosto Martirio de S. Juan Bautista (MO)
Marcos 6,17-29: Herodes veía que Juan era un hombre justo y santo, y le tenía respeto. Por eso lo protegía, y lo escuchaba con gusto, aunque quedaba desorientado al oírlo”.
La Iglesia celebra hoy el Martirio de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, que testimonia con su sangre, su fidelidad a los mandamientos de Dios. San Marcos se detiene a narrar la muerte del Bautista.
El Evangelio muestra que el poder de la apariencia social y de la vanidad es tan fuerte que puede torcer las mejores intenciones. Herodes admiraba a Juan, lo protegía y lo escuchaba, pero no podía negarse a entregar la cabeza de Juan, para no quedar mal delante de los con-vidados. Las palabras del profeta no habían logrado llegar al corazón donde se toman las decisiones más profundas. Allí tenían más poder las palabras de una mujer, que lo llevó a asesinar a Juan. Esta historia no deja de ser una exhortación para que reconozcamos nuestro propio corazón, lo que realmente nos mueve, más allá de los sentimientos y emociones super-ficiales, más allá de las palabras. Que San Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida.
Domingo 30 de agosto (22 durante el año)
Mateo 16,21-27: "El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.
Los discípulos se quedaron asombrados y tristes cuando Jesús les dijo que debía ir a Jerusalén para sufrir y morir. Simplemente no podían entender que Dios fuera a abandonar a su enviado, aquel a quien Pedro acababa de proclamar como “el Mesías, el Hijo de Dios vivo” Pero cuando Pedro trató de disuadirlo, Jesús lo reprendió severamente: “¡Apártate de mí, Satanás… tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!. Pedro no fue el primero ni el último que tuvo dificultades para entender la voluntad de Dios, porque veía las cosas con ojos humanos, tal como nosotros. Dios llamó a su servicio a Pedro y al profeta Jeremías, lo que es un privilegio y un desafío a la vez. El privilegio consiste en que el discípulo adquiere una estrecha amistad con Dios, fuente del amor. En la Última Cena, Jesús dijo a sus seguidores: “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero los he llamado amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre”. El desafío consiste en las dificultades que se van en-contrando por el camino que hemos de seguir en esta amistad con Dios, porque la limitada inteligencia humana choca con el misterio de la sabiduría divina. Dios desea darnos una visión más amplia y una comprensión más profunda de lo que él hace, pero es un proceso que a veces resulta difícil o penoso. El discípulo va creciendo en sabiduría, a medida que crece en la fe y acepta cada vez más la acción de Dios.
“Amado Señor, ilumina nuestro entendimiento para reconocer tu voluntad divina y transformar nuestros razonamientos y criterios para ser buenos instrumentos en tus manos.”