LECTIO DIVINA - 6º DOMINGO DURANTE EL AÑO


6º DOMINGO DURANTE EL AÑO



ORACION INICIAL


Señor, Que no nos fijemos tanto en nuestro dolor,
en nuestra pena, en nuestras carencias,
como en las de nuestros hermanos.
Que no nos aferremos a nada,
Señor, que reconozcamos
que todo bien material es pasajero.
Lo único que importa lo tenemos en nuestro corazón
y lo podemos ver en los ojos de nuestros hermanos,
sobre todo de los niños, de los humildes y los pobres.

TEXTO BÍBLICO Lc. 6, 17. 20-26


“Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran mu-chedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidó., Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo:
'¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, conside-rándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!”

LECTURA

El espectáculo humano es a veces tan cruel y cotidiano, que hasta llegamos a pensar que deberá ser así: ricos a costa de pobres, satisfechos a costa de hambrientos, risas a costa de lágrimas, …
Jesús proponía otro espectáculo, increíble e incomprensible: justamente la inversión de aquel drama: los pobres se hacían reyes, los hambrientos eran saciados, los que lloraban son-reían esperanzados, …
El balcón de las bienaventuranzas no nos invita a cerrar los ojos ante la dura realidad, sino a mirar lo que ésta debería ser, trabajando para que lo sea. Jesús es la primera piedra de ese hogar humano: Él nos ha revelado que la verdadera felicidad que tan torpemente busca-mos a veces, no está en ese desajuste que ha merecido el lamento del Señor, sino en su Per-sona viva, su mensaje y su destino: la misericordia entrañable que nos devuelve la posibilidad de parecernos a Dios, la libertad que nos hace sus hijos, el amor que nos hace hermanos de los demás.
Por eso Jesús, ‘monte abajo’, mostrará otro balcón desde donde se vislumbra el ocaso del terror, del odio, de las envidias, de las hambres, de las oscuridades. Y dirigiéndose a los suyos les propondrá: no pierdan  el tiempo en estériles lamentos, construyan  un mundo nue-vo, empezando por ustedes mismos.

El Cristianismo tiene la misión de estrenar ese cielo ya en la tierra, como primicia del mundo querido por Dios: que hace felices, que cambia las tristezas, las hambres, los absur-dos… en bienaventuranza.
Y Jesús invitaba a mirar desde ‘su balcón’, haciendo realidad lo que en él se contem-plaba. Porque Jesús siempre miraba desde los ojos de Dios.
Y nosotros, ¿a qué balcón nos asomamos? Una forma de saberlo es preguntarnos qué ven los demás en los cristianos, cuando nos ven vivir y morir, gozar, trabajar, sufrir y reír… desde sus ventanas.

MEDITAMOS CON EL PAPA FRANCISCO

“Si miramos a nuestro mundo vemos gente que es pobres, que pasa hambre, que sufre, que es excluida … y a nadie se nos ocurre llamarlos dichosos, ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.
*« Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos » Lucas no habla de una po-breza «de espíritu» sino de ser «pobres» a secas, y así nos invita también a una existencia austera y despojada. De ese modo, nos convoca a compartir la vida de los más necesitados, la vida que lleva-ron los Apóstoles, y en definitiva a configurarnos con Jesús, que «siendo rico se hizo pobre». Ser po-bre en el corazón, esto es santidad.
*« Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados » Tal justicia em-pieza por hacerse realidad en la vida de cada uno siendo justo en las propias decisiones, y luego se expresa buscando la justicia para los pobres y débiles. … olvidamos que se manifiesta especialmente en la justicia con los desamparados.
*« Felices los que lloran, porque ellos serán consolados » La persona que… se deja traspasar por el dolor y llora en su corazón, es capaz de tocar las profundidades de la vida y de ser auténticamente feliz. Esa persona es consolada con el consuelo de Jesús. Así puede atreverse a compartir el sufri-miento ajeno y deja de huir de las situaciones dolorosas. De ese modo encuentra que la vida tiene sentido socorriendo al otro en su dolor, comprendiendo la angustia ajena, aliviando a los demás. Saber llorar con los demás, esto es santidad.
*« Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos » Si no que-remos sumergirnos en una oscura mediocridad no pretendamos una vida cómoda, porque «quien quiera salvar su vida la perderá». ….
Las persecuciones …hoy también las sufrimos, sea de manera cruenta, como tantos mártires con-temporáneos, o de un modo más sutil, a través de calumnias y falsedades. …Otras veces se trata de burlas que intentan desfigurar nuestra fe y hacernos pasar como seres ridículos. Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas, esto es santidad”.

ORACION
     Alegrémonos, aunque las nubes negras del odio caigan sobre nosotros.
     Alegrémonos, teniendo la mirada arriba y manteniendo nuestra mente en Dios.
     Alegrémonos, superando dificultades, criticas y enojos.
     Alegrémonos, sabiendo que el mal nunca tiene la última palabra.
     Alegrémonos, pues tenemos a Cristo de nuestra parte.
     Alegrémonos, ya que por la cruz se llega a la luz.
     Alegrémonos, dejando que Cristo actúe en nuestras vidas.
     Alegrémonos, pese a las dificultades, pues Cristo es nuestra fuerza.
     Alegrémonos, con la alegría del Espíritu que vence al mal.

CONTEMPLACION

Jesús «levantando los ojos hacia sus discípulos» les dijo: BIENAVENTURADOS…

La lógica del mundo proclama “felices” a los que tienen dinero, a los que tienen poder, a los que tienen influencia; sin embargo la lógica de Dios exalta a los pobres, a los desfavorecidos, a los débiles: es a esos a quienes Dios se dirige con una propuesta liberadora y a quienes invi-ta a formar parte de su familia.
Veintiún siglos después del nacimiento de Jesús, ¿qué hemos hecho con su propuesta? ¿Ha cambiado en algo el mundo?¿nosotros, testigos de Jesús, hemos conseguido contagiar a los pobres, a los marginados, ese proyecto libertador?
¿Hemos sido testigos de ese proyecto, con suficiente convicción y radicalidad, de forma que haya tenido un impacto real en la historia de los hombres?

ACCION

     Profundiza el texto bíblico de las bienaventuranzas.
     Experimenta que el Señor te las dice a ti en persona, para que entiendas los valores auténticos del Evangelio.
     Pide que estos valores, proclamados por Jesús, los vayas haciendo tuyos.
     Vive la vida como un bienaventurado de Dios.