1ª semana durante el año
Lunes 10 de enero
Marcos 1,14-20: “… Jesús vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes, porque eran pescadores, les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaba también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron”.
Comenzamos el tiempo durante el año que nos propone una lectura continua del evangelio de Marcos, que comienza directamente con la vida pública de Jesús, iniciada solemnemente con el bautismo. El texto de hoy menciona el arresto de Juan, y describe el comienzo de la predi-cación de Jesús en Galilea, Su predicación se resume en el anuncio de la cercanía del Reino de Dios y en una invitación al arrepentimiento y a recibir la novedad que trae Jesús, la "buena noticia". Cada uno de nosotros, al leer este texto, debería dejarse interpelar por esta invitación, e invocar la gracia de Dios para avanzar en el camino de conversión. Jesús hoy convoca a sus primeros discípulos. Desde el comienzo Jesús quiere crear una comunidad en torno a él. Los primeros llamados son pobres pescadores, convocados para una misión: convertirse en "pes-cadores de hombres". El texto indica que la aceptación de este llamado y de esta misión supo-nía renuncias: dejar las redes, dejar un tipo de vida al que uno se ha habituado, para entrar en la novedad que Jesús propone.
"Señor, quiero escuchar una vez más tu llamado a la conversión, y volver a aceptar tu presen-cia como una buena noticia para mí, siempre nueva. Dame la gracia de reconocer la belleza de caminar contigo, para que pueda aceptar las renuncias que tengo que aceptar para seguir-te".
Martes 11 de enero
Marcos 1,21-28: “Entraron en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comen-zó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad … ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!»..
Jesús realiza muchas curaciones y liberaciones en los textos evangélicos. La que hoy compar-timos tiene la particularidad de que, tanto al comienzo como al final se insiste en que Jesús habla y enseña de una manera nueva, como quien tiene autoridad
Normalmente el Evangelio de Marcos presenta relatos breves y sintéticos. En esta narración de la curación del hombre con un espíritu impuro, Marcos se detiene un poco más, lo cual indica que le da a este relato una gran importancia. Este texto quiere mostrar a Jesús actuan-do, para hacer ver que su predicación no consiste sólo en transmitir nociones, sino que él está siempre lleno del poder de Dios, y de esa manera tiene la victoria sobre el mal que oprime y esclaviza a los hombres. Los espíritus impuros se le someten y lo proclaman como "consagra-do". Llama la atención ver esta especie de alabanza en labios de los demonios. No hay que olvidar que los espíritus del mal no necesariamente niegan las verdades de fe, pero evidente-mente en ese caso no se trata de la fe salvífica, que se hace activa por el amor. Este relato nos muestra también que los espíritus impuros no tienen poder alguno ante Jesús, no pueden resistirse a su presencia poderosa. Por eso la gente decía que Jesús "enseñaba con autoridad".
"Señor, reconocemos que tienes poder para liberarnos de los males que nos oprimen, y que sobre todo quieres liberarnos de los males que atormentan el corazón. Por eso te rogamos que manifiestes tu poder en nuestros seres queridos y reines en sus vidas con tu fuerza libe-radora".
Miércoles 12 de enero 193º aniversario de la Fundación del Instituto de las Hermanas del Huerto
Marcos 1,29-39: “Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. En-tonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos...Por la mañana, … Jesús se levantó, y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Salieron buscarlo, y cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando». El les respondió: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, …”
La curación de la suegra de Pedro destaca un detalle: apenas fue curada se puso a servir a los demás, con lo cual se indica que la obra de Jesús en nuestras vidas pide como respuesta una actitud de servicio. La narración de las curaciones que hizo Jesús, es interrumpida para decir que Jesús se apartaba para orar. Esta mención de Jesús levantándose muy temprano para asegurarse ese tiempo de oración, destaca la necesidad de alimentarnos en el encuentro ínti-mo con el Padre en medio de la actividad y de las preocupaciones de la vida. Luego se indica que Jesús no quería clausurarse en un lugar porque tenía que llegar a todos. Del encuentro del Padre sacaba una libertad interior que le permitía no aferrarse a nada y lanzarse a lo que el Padre le indicara. El Evangelio aclara que la misión consistía también en "expulsar demonios". Esa expulsión simboliza la liberación de todos los males, sobre todo de los males más profun-dos del corazón humano, a través de su palabra que es viva y eficaz.
"Señor, tócame con tu mano fuerte y libérame de los males más profundos de mi vida; libé-rame sobre todo del egoísmo, que no me permite servir a los demás, y de la indiferencia, que no me deja llevar tu Palabra con alegría ".
Jueves 13 de enero
Marcos 1,40-45: “Entonces se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: «Si quieres, puedes purificarme». Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado».
El leproso no era un enfermo más, sino alguien completamente marginado de la vida social; su presencia era rechazada y despertaba miedo. El leproso era alguien de quien todos escapa-ban. La expresión "si quieres puedes curarme", muestra la profunda convicción sobre el poder de Jesús que había en el leproso, la misma actitud que Jesús espera de todos los que se acer-quen a suplicar su auxilio. Y Jesús lo tocó, cosa que nadie se atrevía a hacer, porque todos tenían temor de contagiarse; y ese toque de Jesús no sólo sanaba al leproso de la perturbación física, sino que le hacía redescubrir su dignidad.
Jesús hizo este prodigio deslumbrante, pero pide que se mantenga en secreto, porque no quie-re que lo vean como una especie de curandero más, sino que se abran a su palabra y lo acep-ten como el Mesías que viene a salvarnos presentándose como un servidor humilde; el es el Siervo que terminará entregándose en la cruz.
Sin embargo, si bien era rechazado por las autoridades, en el pueblo sencillo Jesús despertaba una irresistible admiración y tenía un prestigio popular que se difundía cada vez más.
"Señor, ayúdame a buscarte ante todo como mi redentor, y no tanto para que soluciones to-dos los problemas de mi vida. Que sea sobre todo tu Persona, más que tus favores, lo que me atraiga de ti".
Viernes 14 de enero
Marcos 2,1-12: “…Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, …, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un aguje-ro descolgaron la camilla con el paralítico Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». …¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios? « Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate, toma tu camilla y camina"? Para
que ustedes sepan que el Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados–dijo al paralítico– yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
En todo este capítulo Jesús se enfrenta a los fariseos y maestros de la ley, que controlaban permanentemente a la gente para ver si cumplían o no las leyes establecidas.
En este texto los maestros de la Ley critican a Jesús porque perdonó los pecados al paralítico, y recordaban que el perdón sólo puede venir de Dios. Pero Jesús se presenta con el poder de dar el perdón del Padre, y cura al paralítico para dar un signo de la autenticidad de su misión. Porque se consideraba que Dios no podía darle poder para hacer milagros a un hombre peca-dor. Por eso mismo, para evitar que la gente creyera en Jesús, algunos terminaban diciendo que el poder de Jesús venía del demonio.
En el paralítico podemos reconocer nuestras propias parálisis, causadas por sentimientos de inferioridad, por cansancios, por egoísmos, por viejas estructuras de nuestra propia vida. Jesús tiene el poder para dinamizar nuestra vida entumecida. Pero cuando Jesús dice: "Levántate y anda", está pidiendo al paralítico una decisión personal; ya ha sido tocado por el poder de Dios, que tuvo la iniciativa, pero debe responder con la decisión de iniciar una vida nueva.
"Señor, aunque muchas veces busco signos de tu poder, quiero reconocer desde la fe que tú perdonas mis pecados, que tú eres el liberador de las peores esclavitudes de mi vida, que vie-nen del pecado
Sábado 15 de enero
Marcos 2,13-17: “… Al pasar Jesús vio a Leví, y le dijo: «Sígueme». El se levantó y lo siguió. … Los escri-bas, al ver que Jesús comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?».Jesús les dijo: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». “
Jesús llamó a Mateo en forma abrupta (justo en el medio de su trabajo), y Mateo respondió con prontitud. Tanto se emocionó, que organizó una cena para Jesús y sus discípulos en su casa, y también invitó a sus propios amigos. Hasta ahí, todo bien. El problema es que Mateo es un re-colector de impuestos y peajes, y sus amigos eran compañeros de su trabajo y otros eran “pe-cadores”. Toda esa gente era despreciada y marginalizada dentro de la sociedad judía, tanto por razones religiosas como sociales. ¿Qué está haciendo Jesús en su compañía? Los escri-bas desaprobaban fuertemente lo que estaban viendo, y expresaron su desaprobación a los discípulos de Jesús. Toda la historia lleva a la impresionante declaración con la cual termina el Evangelio de hoy. Jesús ha venido “no a llamar a los virtuosos, sino a los pecadores”. Lejos de ser una situación que había que evitar, la compañía de “pecadores” es precisamente lo que Jesús buscaba. Ellos eran los más necesitados de sanación.
Señor, ayúdanos a mirar a los demás con ojos de misericordia y compasión. Y enséñanos a re-conocer nuestros propios pecados para no sentirnos mejores ni más santos que los demás.
Domingo 16 de enero (2º domingo durante el año)
Juan 2,1-11: “… se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».
María había sido invitada a una boda, junto con Jesús. Este se presentó con los discípulos. Entonces sucedió la crisis: no quedaba vino, posiblemente por el mayor número de invitados que acompañaron a Jesús. María pensó que Jesús estaba listo para actuar, y necesitaba un estímulo. Ella intervino discretamente, con pocas palabras: No tienen vino. Jesús que no deseaba actuar en público, le protestó a su madre: todavía no ha llegado mi hora. María no tomó estas palabras al pie de la letra; percibió la duda de Jesús, lo impulsó a la acción y a to-mar su vida en sus manos. Hagan todo lo que él les diga, dijo María a los sirvientes.
Jesús ordenó a los sirvientes que llenaran las tinajas con agua y que luego sirvieran el vino: Allí, en las bodas de Cana, Jesús realizó su primer signo, a pedido de su Madre.
Te damos gracias, María, por tu presencia de Madre, atenta a todas nuestras necesidades. Te rogamos que hagas presente ante Jesús todo lo que nos preocupa y consÍguenos de su mise-ricordia lo que más necesitamos.
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